....Historias de burkas y abayas, de inmigrantes e itinerantes.....

Un recorrido por los países árabes donde la vida me puso por causalidad.... Bienvenidos a mi oasis literario....

jueves, 11 de noviembre de 2010

De aeropuertos, equipajes y otras yerbas....

Viajar es hermoso. Pero cuando se convierte en algo usual, a veces llega a ser estresante.

Me sucede siempre que cuando tengo un vuelo me invade la ansiedad. Por lo general, las distancias que recorro entre país y país son relativamente cortas, y casi siempre tengo permitido sólo una maleta, aunque puedo pagar una extra; que según la compañía puede tener un costo razonable o disparatado. Mi valija con mis trajes de danza es la más pesada y nunca puedo lograr que pese menos de 30 kilos, sin contar que no pongo en ella ni un solo par de zapatos, sino que trato de poner todos en la otra valija, o en la de mano. Por regla, en todos los aeropuertos del mundo no despachan ninguna valija que supere los 32 kilos, por cuestión de seguridad. Por lo tanto, siempre estoy al límite con el peso, y más de una vez cuando he estado en el check-in tuve que abrir las valijas y pasar peso de una a la otra para equilibrar y no pagar de más, o para que esta grandotota no pese más de los 32 kgs  reglamentarios. De hecho, tan al límite estuve en Argentina cuando viajaba hacia Dubai que por diferencia de 1 kg y medio tuve que dejar mi espada (sable) de danza, y me quedé con ganas de traerlo. No había ya espacio físico ni para un alfiler.

Mi madre se ríe cuando me escucha rezongar unas horas previas a mi vuelo. Tengo que estar atenta a los detalles más mínimos; que si viajan conmigo las maletas deben pesar lo justo, que si las mando por cargo asegurarme que lleguen y mandarlas a tiempo, que si en el aeropuerto me preguntan tal o cuál cosa y que no haya ningún tipo de complicaciones. Viajar con 60 kilos de equipaje más una valija de mano (que siempre va atiborrada a explotar) más un bolso con mi laptop y chucherías, puedo asegurarles que es estresante.

Ayer llegué de Dubai a Líbano, y elegí la compañía FlyDubai; una aerolínea con precios muy razonables y con buena atención. Su política de equipajes es diferente al resto, y cuando uno compra el ticket puede elegir con cuantas valijas viaja, si viaja con una se cobra unos 17 dólares aproximadamente, si se elige viajar con dos se anexan otros 40 dólares al ticket. Es decir que por menos de 60 dólares se puede viajar con dos valijas de 32 kilos cada una, siendo que la mayoría de las compañías, para el destino Dubai/Beirut, permiten sólo una maleta de 20kilos y el excedente se paga, y con creces. Por sólo 300 dólares despaché mis queridas compañeras fieles y gordas y no pagué extra. Aunque claro, lo barato tiene sus desventajas, el aeropuerto está colmado de gente y se recomienda llegar 3 horas antes y no 2 como es lo usual. Ah, y no se eligen asientos; pero tuve suerte y me tocó ventanilla.
El Burj al Arab, cual una maqueta
Desde mi lugar, una vez que el Boing alzó vuelo, pude ver toda la ciudad de Dubai como una maqueta en miniatura: la Palm Jumeira me sorprendió, parecía un dibujito; el Burj al Arab y el Atlantis, cual una postal, como casita de muñecas, el agua del Golfo turquesa, y los edificios interminables como estacas en un desierto que se disfraza de ciudad.
Viajar tiene sus goces, también sus pesares. Mi vida de hormiguita viajera continúa; la mochila no está pesada porque va cargada de recuerdos y nostalgias, y de muchas historias para contar.

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