....Historias de burkas y abayas, de inmigrantes e itinerantes.....

Un recorrido por los países árabes donde la vida me puso por causalidad.... Bienvenidos a mi oasis literario....

viernes, 26 de marzo de 2010

Aventura en la Medina


Comienzan los días lindos en Túnez. La lluvia y el frío cesaron y dieron lugar a la inminente primavera. Como cada día después de almorzar, salgo a caminar por las calles, recorro las tiendas, y despejo la mente.
La Medina es un paseo obligado. Estoy en el centro de la ciudad, a pocos pasos del souk, y siempre me tienta perderme en sus callejuelas. Aunque últimamente, he desistido; me han ganado por cansancio…
Souk, en árabe significa “mercado” o “bazar”, y de hecho allí uno encuentra desde especias para la comida, hasta cola para los zapatos. Cuando uno va caminando por sus callecitas estrechas, los vendedores te atajan y empiezan a tratar de convencerte para que compres. Uno de sus artilugios es tratar de adivinar la nacionalidad del turista, así eso puede caerle a uno simpático y entra entonces a comprar. “Italiano, italiano, española, alemana”. Repiten como loritos, y no hay forma de que pierdan esa costumbre por demás de cargosa. Al detenerse dos minutos a ver algo, enseguida comienza con el atropello de precios y ofertas: “bonito y barato” dicen, en un perfecto español, (muchos de los comerciantes hablan castellano, debido a la cercanía con España, pero he comprobado que la mayoría sólo conocen frases hechas). La semana pasada uno me insistía tanto que le dije que si seguía hablando tanto todos los turistas se iban a ir, y que yo de hecho me iba porque me había cansado de escucharlo. No supo qué contestarme, y el compañero de atrás, aplaudía mis palabras, divertido con la situación. Mis amigas festejaban mi broma con el comerciante, y seguimos camino tapándonos los oídos –burlonas- mientras los mercantes nos miraban.
Pero ahí no termina la cosa. Tanto nos hablaban y nos hostigaban a entrar y comprar, que mis amigas y yo comenzamos a fastidiarnos. No se podía ver nada en paz. Cuando nos decidíamos a preguntar un precio, salían con una oferta desorbitante, y ante nuestras caras de pánico bajaban su ofrecimiento casi al 50% del valor original. Como la idea es siempre regatear los precios, el cliente nunca debe aceptar el primer valor. Así lo hicimos en una tienda que nos gustaron mucho unas artesanías. Claro, al mostrar interés, el vendedor intentó sacar una buena tajada pensando que lidiaba con turistas. Cuando le dijimos que era muy caro, y nos estábamos yendo, comenzó a decir en voz alta y en español “Latinoamérica, bancarrota!”. Al instante todos empezaron a repetir lo mismo, y teníamos a nuestro alrededor un corito de vendedores diciéndonos lo mismo, molestos –claro- porque no queríamos pagar lo que a ellos les parecía justo, y a nosotras más que disparatado. Salimos asombradas, pero muy divertidas por la situación.
Claro que no todos los comerciantes son iguales. Ahora opto por comprar sólo en las tiendas donde el comerciante me deja mirar al menos 1 minuto en paz sin empezar a martillarme la cabeza con ofertas. O en caso contrario, si hay algo que me gusta demasiado, y el vendedor es uno de la categoría de los cargosos, no me queda otra que poner en práctica el arte del regateo.
Aunque agotadora, sigue siendo una aventura. Entrar al souk es mágico. El olor de sus especias, cueros, inciensos. El deleite que produce a la vista la profusión de colores y texturas; cerámicas, telas, artesanías en madera, metal, y cuero; se exponen en calles de cientos de años de antigüedad, y siguen sin perder ese encanto especial. Y a sólo cien metros, alguien escucha el último hit de Shakira en su Ipod, mientras entra a la nueva tienda de ropa deportiva Puma. Pero esa, es otra historia…

1 comentario:

Andrea dijo...

Yo estuve en Túnez el año pasado, y me encantó todo lo que te puede encantar en un sólo día, y llevándote a la carrera un "guía" salido de la nada por toda la medina.
Aún así, te puedes empapar de todo ese mundo en un momento, y eso que me sorprendió que fuera tan moderno.
Lo de regatear al principio fué divertido, era mi primera vez, pero después de un día entero, primero en la capital, después en sidi bou said, al final acabamos agotadas y ya nos daban un poco igual los precios, siempre y cuando no fueran muy disparatados...

Saludos! :)

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